jueves, 6 de diciembre de 2007
Bravura
Entraste por el portón
al corral de mi ternura
demostrando la bravura,
de tu negro desamor.
Amarraste con tu lazo
la libertad de mis potros
y por si eso fuera poco
pusiste marca de patrón.
Y me entregué sin reclamos
a tu rebenque y tu espuela,
creándome mil quimeras
te entregué mi corazón;
lamiendo bien mis heridas
bajé del galope al tranco,
de mi lamento hice un canto,
a tus agravios…, perdón.
Comencé a tenerte pena,
porque no era gallardía
que quién la fusta tenía
dictara la situación.
Tus mandatos, antes fieros,
se tornaron en burlescos,
pues para ser un “gran hombre”,
no es preciso un pantalón.
Supe tus debilidades
y me aprendí bien tus mañas,
tus horarios…, tus hazañas…,
y de Aquiles…, tu talón.
Complací tus pedimentos,
uno a uno tus caprichos,
para mí era ley tu dicho,
puse un taco a la razón,
Pero quién nació en potrero
y no conoció ataduras,
no mucho tiempo le dura
el bozal y el espolón.
Así…, fui abriendo mis trancas,
desenredando lo andado,
puse fuego a lo sembrado
quemando toda ilusión.
Del rescoldo de esa hoguera,
forjé un poco de coraje
para emprender nuevo viaje
lejos de tu amor-error.
Me quité las herraduras,
rápido olvidé tu nombre
y hoy, que no tengo hombre,
mi pasto sabe mejor.
No te diré donde vivo,
donde olvido mis recuerdos,
hice tregua al sentimiento,
no hay pesares ni rencor,
ya el corazón no es el potro,
sus bríos se han apagado,
lo pasado…, fue pasado,
¿el futuro…?, dirá Dios…
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4 comentarios:
Buen poema, mi Doña.
Felicitaciones de un compatriota
René
Gracias, René!
Es un viejo poema de viejas bravuras.
Un abrazo
Entre más lo leo, más enamorada del poema estoy. Escribes precioso.
Gracias mil, Anónima.
Abrazos y Feliz Navidad
:)
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