Que tus ganas muerdan las palabras de mi boca,
atrapen en mi lengua sus designios
y enciendan ambiciones en mi aliento incitando volcánicos gemidos,
despertando acentos lujuriosos.
Que tu humedad se empape en mi humedad salvaje
y seamos el ímpetu que precisa la piel para cederse.
Yo te concederé madrugadas rojas en mi almohada
y mis dedos coartarán segundos que pretenden reprimir
el tic-tac de este deseo .
6 comentarios:
Cederá la piel, parece claro.
Un abrazo.
Al abrir ventanas equivocadas
inventamos otras lunas
o mordemos manzanas de inviernos ajenos.
Es difícil construir espejos
con pinceles de tinieblas.
es difícil amar
cuando escasea la lluvia.
Cederá, Rafael, siempre estamos, en cierto modo, sujeto a nuestras pasiones.
Un abrazo fraterno
Y es doloroso, Cefe amigo mío.
Duele morder esperanzas rotas,
pero dicen que el amor todo lo vence.
Un abrazo grande
Guauu... cuánta pasión hecha poesía. Hermosa y fuerte.
Gracias, Rosa María!!
Intenté traspasar ese “ímpetu” de desemboca en pasión y locura.
Un abrazo, para ti, bonita
:)
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